Cuando decimos que los detalles marcan la diferencia, es también totalmente aplicable en el cuidado facial. Hoy en el blog te damos algunas claves para mejorar la salud de tu piel.
¿Tienes en cuenta tu mandíbula?
Es una parte clave en la que realizar e incidir con el masaje facial. El músculo masetero se extiende a lo largo de la mandíbula y es de los más fuertes de nuestro cuerpo.
Lo usamos constantemente para hablar, masticar , por lo que se tensa muchísimo, dando lugar a problemas como el bruxismo.
Es una vía para el drenaje linfático, por lo que es importante que esté flexible para poder mantener en óptimas condiciones el flujo linfático y circulatorio.
Cuando este músculo está relajado realmente cambia el rostro y la expresión, disminuyendo también los dolores de cabeza ocasionados por apretar la mandíbula.
Por la noche con tu aceite facial, sérum y tus manos masajea la zona con movimientos desde la barbilla hasta la base de las orejas, para relajarlo y liberar tensiones.
El limpiador importa.
Utiliza un limpiador suave y efectivo que sea capaz de eliminar impurezas y también el maquillaje.
Particularmente huyo de aquellos limpiadores que emulsionan y hacen espuma porque aunque retiran los aceites que puede haber en tu maquillaje también despojan la piel de sus aceites naturales, provocando deshidratación.
Los aceites y bálsamos son opciones geniales sobre todo para la noche, ya que crea en la piel una película protectora que previene la deshidratación.
Tienes un lado dominante.
Y no me refiero a tu carácter sino a tu piel.
Según la facialista Joome Song conocida por sus masajes faciales, todos tenemos un lado dominante en el rostro que es más voluminoso y está mas tenso, provocando una mayor retención de agua, por lo que las toxinas se acumulan más en ese lado. Esto provoca más rojeces, imperfecciones y piel laxa o flácida.
Es una de las razones por las que debemos realizar un masaje facial en el rostro, para equilibrar y prevenir la hinchazón en el lado dominante.
La temperatura del agua de tu ducha.
Mantener una buena circulación es clave para prevenir el envejecimiento. Para conseguirlo un baño o una ducha con agua tibia es muy bueno para la piel. Lo suficiente para que nuestra piel sude un poco, ya que la transpiración activa nuestra barrera protectora lipídica.
En cambio si el agua es demasiado caliente, no conseguiremos este efecto, sino todo lo contrario ya que eliminará este manto lipídico protector.
Prevenir la inflamación.
Nuestra piel reacciona inflamándose, ya puede ser a un principio activo inadecuado, una limpieza facial demasiado astrigente o una exfoliación excesiva. Es muy importante prevenir la inflamación y para ello es importante que en nuestra rutina incoporemos activos como vitamina C y extractos como centella asiática y por supuesto cuidar y ser respetuosos con nuestra piel.
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